La que iba camino de convertirse en la ‘quinta’ entrega oficial de la franquicia ha terminado por destaparse como el homenaje definitivo a Metal Gear Solid en la portátil de Sony, que en esta ocasión hace uso de sus mejores galas tanto a nivel técnico como jugable. Kojima no engañó a nadie al asegurar que esta entrega iba a dar mucho de qué hablar, gracias en parte al magistral argumento que presenta, en parte por la sensación de evolución que transmite la presencia de una base central de operaciones desde la que Big Boss maneja su ejército. Su ‘paraíso’ particular que acerca más que nunca el pasado, presente y futuro de la franquicia que mejor ha sabido aprovechar los recursos de PSP.
La misión por la paz, una aventura que va más allá de las asociaciones militares comunes, que indaga en el conflicto de la Guerra Fría desde una perspectiva novedosa, tan alejada de obras de acción comunes como cercana al estilo que ha llevado por bandera Metal Gear desde que hiciese acto de presencia por primera vez en MSX hace más de veinte años. La evolución de esta franquicia lleva de la mano la evolución de la industria, como lo hizo en su día Sons of Liberty en PS2 o Snake Eater poco más tarde, revolucionado un concepto que el propio Kojima había acuñado poco tiempo atrás como muestra del inconmensurable talento que le ha llevado a convertirse en la figura representativa que es hoy día. Guns of the Patriots sólo fue un ejemplo más de lo que el ocio electrónico puede ser capaz de ofrecer cuando se ponen sobre la mesa los recursos necesarios para alcanzar el sumun de la originalidad creativa, unida en este caso con el enorme potencial técnico que atesora PlayStation 3. Que sea MGS4 uno de los encargados de poner a prueba la potencia de esta consola todavía hoy, dos años vista de su lanzamiento, es un signo distintivo de lo que Kojima gusta de hacer cuando se propone algo grande.
Precisamente por ese motivo parece que el genio japonés está liberado de toda concepción previa que el jugador pudiese tener de su obra. Mientras otras compañías viven del pasado y de fórmulas que se reinventan a sí mismas una y mil veces, Kojima es de los que prefiere ir un paso más allá. Innovar antes que refrescar, hacer algo nuevo en vez de tomar lo viejo y maquillarlo hasta que el muerto cobre vida. La sonrisa con la que aparecía en el Convention Center de Los Ángeles hace justamente un año nos recuerda la seguridad personal de quien sabe que cuenta con un buen producto bajo su control y lo exhibe como lo haría con el mayor de sus trofeos. Metáfora ésta que curiosamente tiene mucho que ver con el juego que hoy nos ocupa, en tanto se entiende como el homenaje definitivo a todo lo que Big Boss representa tanto dentro de su franquicia como en la mente de los aficionados: valor, coraje, honor, sentido de la humildad y una heroica de la que reniega tantas veces como puede, exactamente lo mismo que hace su creador cuando le definen como un genio de los videojuegos, el Miyamoto de la acción.
Decía Kojima que Peace Walker era el fruto de cientos de reuniones para averiguar hacia qué camino debería dirigirse su obra, para averiguar si le convenía seguir con la franquicia que según él habría dejado desde los tiempos de Sons of Liberty, cuando dio la primera seña de cansancio. Si Guns of the Patriots representa el final de la línea temporal de Snake, de todo por lo que había luchado el héroe de la década de los noventa en PlayStation, Peace Walker se enfocaba como el eslabón perdido entre Big Boss y sus dos hijos, de todo aquello que se había tanteado en el guión de la franquicia pero nunca explicado en profundidad. Lo hace llevando al jugador hasta las tierras de Costa Rica, donde se ha producido una peligrosa situación militar en la que, como no podía ser de otra manera, capitalismo y comunismo echan un pulso con dos púgiles que se suben al ring: CIA y KGB. La pelea trata de desnudar la parte central de América, que gracias a su posición geográfica se intuye trascendental para el dominio del continente y consecuentemente del mundo.
El trasfondo se daba a conocer hace ya tiempo, lo mismo que su jugabilidad, que pronto se anunciaría como referente del juego en cooperativo siguiendo la tendencia impuesta por el notable Portable Ops, éxito total en cuanto a ventas y crítica especializada se refiere. Esto nos lleva a entender el proyecto como una doble apuesta por parte de Konami: de una mano, mejorar el concepto del que hacen gala las portátiles (multijugador, cooperativo, partidas rápidas para matar el tiempo sin necesidad de profundización durante la aventura) con todo lo que representaba Snake Eater (sólido argumento, jugabilidad inmaculada, un mapa, un estilo cinematográfico digno de las mejores producciones cinematográficas…). De ahí que Kojima describiese Peace Walker como el sucesor de la primera aventura protagonizada por Big Boss en los tiempos que corren: no por omisión a Portable Ops, sino porque esta vez no se plantea el argumento como algo secundario o insustancial, sino que toma las riendas del protagonismo absoluto mientras se amplía el resto de posibilidades relacionadas con la jugabilidad pura y dura. Ya conocemos algunas de ellas (cooperativo, uso de una base principal como centro de operaciones…), quedan muchas en el tintero que trataremos de analizar en las líneas que van a continuación.
Con todo, Kojima Productions no podía faltar a su cita de elevar el listón gráfico de la consola para perplejo de los jugadores, que ven como la portátil de Sony vuelve a hacer una demostración de potencia que probablemente haya tocado techo. El trabajo artístico, las escenas que se encargan de narrar el argumento, parece ser otro guiño al estilo del que ha hecho gala la franquicia en territorio portátil. No sabemos si se trata de una limitación gráfica o simplemente de una decisión corporativa, pero lo cierto es que el trabajo de Ashley Wood deja este apartado en un escalafón en el que sólo coexisten los grandes de la consola. Incluso así, es evidente que no se trata de una obra perfecta, y precisamente de ello daremos cuenta a medida que el lector descubra qué ha llevado a Big Boss al Sur de América y de qué forma podrá disfrutar el jugador de esta historia con la que descubrirá el porqué de Outer Heaven y de todo lo hemos vivido en las posteriores entregas. Las primeras gotas de lluvia mojan la pantalla de la consola a medida que el sonido de una moto cobra fuerza. Ponemos rumbo a Colombia…
Plataforma: | PSP |
Genero: | Accion |
Desarroyo: | Kojima Productions |
Distibucion: | Konami |
Fecha de Lanzamiento: | 17 de junio de 2010 |
Voces de pantalla: | Ingles |
Textos de pantalla: | Español |
Nº de jugadores: | 1-4 |
Sistema: | --- |
Formato: | ISO |
Opcion On-Line: | --- |
Opcion 60 Hz: | --- |
Tamaño de la ISO: | 1.37 Gb |
Nº de archivos: | 14 + 2 de recuperacion |
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